Que quiere decir... Creo que es una frase básica en el vocabulario de un profesor. En ocasiones olvidamos a quien estamos hablando y pecamos de tratarlos cómo más niños de lo que son, o por el contrario, pensar que estamos ante personitas más adultas.
Mi forma de dar las clases me hace tener clarísimo que estoy en un colegio (podéis aplicarlo a institutos), y que por tanto, mi vocabulario debe de ser el más adecuado posible, utilizando en la medida de lo posible un vocabulario rico y culto. Pero, aquí podemos encontrarnos un problema. Los niños no preguntan por vergüenza a hablar en público y por miedo a equivocarse. Nuestra labor es tirarles de la lengua y hacerles participar. De ahí que ayer os invitase a "perder" esos días al principio.
Cuando me preparo una clase, introduzco una serie de palabras que los niños normalmente desconocen, nunca más de tres. No quiero hacerme el superculto, quiero que las aprendan y que las utilicen. En este punto se hace obligatoria la frase que quiere decir... Si cometo el error de pensar que los niños van a preguntarme todas sus dudas, entonces estoy dando una clase inútil. Hay que ser realistas, nosotros tampoco lo hacíamos.
Ahora sitúate en la tarde de antes. Te sientas, ves el temario, ves como vas a enfocarlo y piensas que palabritas vas a enseñar (evidentemente ¡esto es aplicable a cualquier lengua!). En este punto, tienes que valorar cómo vas a explicar su significado. No sirve de nada ser la RAE con patas, de absolutamente nada. Necesitan ejemplos, necesitas usarlo, necesitan sentirlo útil.
Y ¿cómo se utiliza este vocabulario? Pues volvemos a lo mismo, "perdiendo el tiempo" con debates y exposiciones. La persona que pierde el miedo a hablar en público y que pierde el miedo a equivocarse, tiene mucho ganado en esta vida. Tenemos que inculcar eso desde el primer minuto. ¿De qué sirve que sepa analizar oraciones perfectamente si después no sabe expresar sus deseos o sus opiniones? ¿De qué sirve que sepa cuándo se descubrió América, si no sabe respetar la opinión de los demás? ¿De qué le sirve un sobresaliente, si va a salir de la clase igual que entró? Pensadlo dos minutos, por favor.
Para acabar enumero una serie de actividades y juegos que podemos adaptar a nuestro curso y, más importante todavía, a las necesidades educativas de nuestros niños.
- Competición de diccionario: decir una palabras para que la busquen lo más rapido posible. Al encontrarla deben levantar la mano en silencio.
- Debate: se propone un tema (si son suficientemente mayores, lo eligen ellos) y se organizan los grupos de opinión. Damos unos minutos para que preparen sus argumentos u opiniones y se pone en común.
- Asambleas: parecido a los debates, pero expresamos lo que nos preocupa, para que el grupo ayude a normalizarlo.
- Tutorías: los alumnos preguntan sus inquietudes al profesor.
Si conseguimos que los niños sean capaces de expresarse, dar opiniones, respetar las contrarias y utilizar cada vez un vocabulario más completo, podemos estar satisfechos, pues en la asignatura más importante, la vida, estarán perfectamente preparados.